De noche (Libre)

Dentro de pocas semanas sería el día, la luna se pondría llena y me tocaría transformarme una vez más, así que estaba buscando el lugar indicado para ello y el cementerio no me pareció una mala idea, estaba bastante alejado y seguramente el olor a carne podrida me tendría allí entretenido destrozando tumbas, ¿mejor eso que desgañar gargantas vivas no? salté la verja de un sólo salto y metí las manos en los bolsillos para pasear por el lugar, seguramente habría alguna cripta para que llevar la transformación acabo

Siempre había sido bastante rara para elegir los lugares donde pasar el tiempo, pero el cementerio era uno de mis preferidos porque allí se encontraba mi abuela.. No estaba viva, pero por lo menos podía contarle cosas y pensar que ella me oía, como siempre lo hacía antes. Entré por la puerta del cementrio, y caminé hasta la tumba de mi abuela con unas florcitas que luego dejé sobre ella y me senté en el piso -Hola abuela.. - dije bajito

Seguí caminando y me giré rápidamente al escuchar una voz, entrecerré los ojos y apreté los puños ¿qué diablos hacía allí esa chica? ¿tenía que ir al cementerio justo cuando estaban cerrado? suspiré, si corría el riesgo de que en el cementerio hubiese alguien a aquellas horas a lo mejor no era el mejor sitio para transformarse ¿o si? de todas formas era esa chica la que estaba incumpliendo las normas, no era mi problema y a lo mejor ni siquiera venía el día de mi transformación, así que decidido, la llevaría acabo allí, me giré de nuevo y seguí caminando

Escuché ruidos y me asusté un poco.. pero luego recordé mis poderes. Casi nadie podía hacerme daño, así que continué con mi abuela -Me está costando mucho la magia sin tí, ¿sabes? -pregunté mirando la tumba -Es que ya casi ni recuerdo todos mis poderes... -comenté

Seguí caminando hasta que encontré el lugar perfecto, aquella cripta me serviría, de hecho si podía cerrar la puerta desde dentro al ser de hierro seguramente no podría derribarla, medio sonreí y miré hacía el cielo, en pocas semanas se venía de nuevo la maldición, seguí caminando y me fui