DATOS PERSONALES #
Nombre: Sonja Kyla.
Apellido: Stone Connor.
Edad: 19 años, pero recordemos que tan sólo en apariencia.
Especie: Vampiro.
Apellido: Stone Connor.
Edad: 19 años, pero recordemos que tan sólo en apariencia.
Especie: Vampiro.
DESCRIPCIONES #
Descripcion fisica: Barbara Palvin
- Spoiler:
Personalidad:
"─ No me habían dicho que tuvieses tanta cara dura...
─ Es que la poca que tengo, la reservo toda para ti...
─ ¿Por qué?
Porque me das miedo. Pensé."
─ Es que la poca que tengo, la reservo toda para ti...
─ ¿Por qué?
Porque me das miedo. Pensé."
Silenciosa sufridora con una armadura bien imantada a su cuerpo -o más bien a su alma- rehuye cualquier tipo de sentimiento que vaya más allá del propio roze físico. Para empezar a describir a Sonja, bien podríamos empezar por ahí. Extraña. Diferente. Intrincada. Autodestructiva. Huraña. Esquiva. Solitaria, mas siempre en busca de compañía. Es... como un enigma sin solución, un acertijo al que jamás le hallarás respuesta. ¿El por qué? Es muy sencillo, al contrario de como es ella. Es como si sus jodidas neuronas hiciesen sinapsis al revés, como si desde pequeña hubiese visto el mundo dándole un giro de ciento ochenta grados.
Ella está más allá del bien y del mal, de la moralidad, de las normas que rigen a la sociedad, de las espectativas que todos poseen para con ella. Está por encima de todo y de todos, aunque verdaderamente no se compara ni quiere compararse con nadie. Sonja crea sus propias reglas, pero al contrario de lo que suele pensarse, no para romperlas, sino para que las propias desprecien e incumplas a las de los demás. ¿Que tienes derecho a la libertad? Sí, y ella a que la dejes de mirar. No hay nada escrito en ella. Nada. Es como la primera página en blanco de un libro recién comprado, carente de sentido, ausente de palabras. Por eso mismo, jamás podrás esperarte nada de ella. Es totalmente impredecible e indescifrable. ¿Que es como un libro abierto, que aparentemente lo es? Ni lo sueñes, jamás.
Constantemente parece que esté cultivando un brote psicótico, o quizá algo por el estilo, pero... simplemente se desahoga. Está en boca de todos que cuando habla se acelera, pero es que ni ella misma se da cuenta. Una auténtica arma de destrucción masiva, cuya munición son las palabras: cargadas de ira, sarcasmo, maldad, hipocresía, recelo. Sí, disfruta. Disfruta con el don para la retórica que ha recibido. ¿Que la pillas? Bien, ponte un pin. ¿Que no la pillas? Jódete y espabila. Tanto su perversión como su mente retorcida son capaces de llegar a los extremos, son capaces incluso de convertirte en su títere sin que tú hayas sido consciente de dicha hazaña. Y es que... pobre del que creyó que encontrando a Sonja encontraría un especimen sumiso. Todas las primeras impresiones que hayas hilachado en tu cabeza sobre ella, se irán deshilachando por sí solas.
Es insaciable, es altiva y es orgullosa. Jamás se cansará de repetir y repetir aquello que le guste. Jamás la verás doblegarse ante nadie, aunque haya sido artifice de la mayor gilipollez vista y oída en este mundo, no se sentirá avergonzada. ¿Vergüenza, qué es eso?. Y, jamás, prevalecerán tus actos o tus palabras por encima de los de ella. Jamás.
Sonja ha sido y será siempre una chica de naturaleza espontánea. No entiende de formalismos. No entiende de respetos. La educación es algo de lo que Sonja carece. Incita deseo, interés y, a la vez, irritación. Mucha. Durante los diez primeros minutos sus conversaciones están basadas en monosílabos y gestos, realmente para descartar a aquellos que no les interese su compañía. En esos cientos y cientos de segundos, podrás haberte fijado en multitud de cosas de ella: sus ojos, sus gestos, su expresión cuando la miras... y como ella te mira, como intenta sonsacar la mayor información posible, como si quisiese atraversarte con una sola mirada, y tras esto, comienza su frustración al no conseguir nada. Nada. Los que aguardan y se quedan, los que verdaderamente tienen el coraje de hacerlo, son espectadores de una sarta de preguntas retóricas que están basadas en burlas y vacilaciones para, finalmente, desaparecer porque se ha acordado de que tenía que hacer cosas. Es escurridiza como la que más. ¿Sonja dejarse convencer? Nunca. Su sentido del humor tan sólo divertirá a aquel que no esté atacado o enfadado, puesto que su burla se basa únicamente en hincar más el dedo en la yaga, en sacar aún más de sus casillas al que esté ya fuera de ellas.
Es sumamente teatrera. Sabe atraparte para, después, dejarte caer. Es capaz de imitar a una mujer cariñosa, mimosa y agradable, con el único fin de beneficiarse de algo o de alguien. ¿Mamá siempre te dijo que no hablases con extraños? Métetelo bien en tu cabeza, porque el problema no es el extraño, si no lo que hay escondido detrás de él.
Se dice de ella que los pocos amigos que posee, más que por sus habilidades sociales, son fruto de meras casualidades de la vida. Sin embargo, esto no es así. Selecciona a aquellos que son merecedores de su amistad, e incluso remodela a algunos para que sean dignos de ella. No es que les profese un especial cariño a todos, pero son los únicos que gozan los pocos momentos de lucidez que tiene la morena. Opta por no forjar lazos fuertes, estrechas relaciones que luego puedan dejarle un pequeño rasguño en su corazón. Rasguño, sí. Porque ella es de las que piensa que una vez el corazón está roto, lo único que se puede hacer con él es rasgarlo, pero no volverlo a romper.
¿La cruda realidad? Sonja se desprecia. De hecho, siempre lo hizo, aunque le gusta pensar que hubo un tiempo en que no. Cuando era la hija adorable y gentil del reberendo del pueblo. Cuando sus modales exquisitos, sus buenas formas y su empatía no la envolvían en un halo de duras críticas, a las cuales siempre ha respondido, desbordándole en algunas ocasiones la agresividad y el desasosiego, haciendo que al actuar por propio instinto, sus acciones rebotaran y repercutieran únicamente en ella, en nadie más.
Ella está más allá del bien y del mal, de la moralidad, de las normas que rigen a la sociedad, de las espectativas que todos poseen para con ella. Está por encima de todo y de todos, aunque verdaderamente no se compara ni quiere compararse con nadie. Sonja crea sus propias reglas, pero al contrario de lo que suele pensarse, no para romperlas, sino para que las propias desprecien e incumplas a las de los demás. ¿Que tienes derecho a la libertad? Sí, y ella a que la dejes de mirar. No hay nada escrito en ella. Nada. Es como la primera página en blanco de un libro recién comprado, carente de sentido, ausente de palabras. Por eso mismo, jamás podrás esperarte nada de ella. Es totalmente impredecible e indescifrable. ¿Que es como un libro abierto, que aparentemente lo es? Ni lo sueñes, jamás.
Constantemente parece que esté cultivando un brote psicótico, o quizá algo por el estilo, pero... simplemente se desahoga. Está en boca de todos que cuando habla se acelera, pero es que ni ella misma se da cuenta. Una auténtica arma de destrucción masiva, cuya munición son las palabras: cargadas de ira, sarcasmo, maldad, hipocresía, recelo. Sí, disfruta. Disfruta con el don para la retórica que ha recibido. ¿Que la pillas? Bien, ponte un pin. ¿Que no la pillas? Jódete y espabila. Tanto su perversión como su mente retorcida son capaces de llegar a los extremos, son capaces incluso de convertirte en su títere sin que tú hayas sido consciente de dicha hazaña. Y es que... pobre del que creyó que encontrando a Sonja encontraría un especimen sumiso. Todas las primeras impresiones que hayas hilachado en tu cabeza sobre ella, se irán deshilachando por sí solas.
Es insaciable, es altiva y es orgullosa. Jamás se cansará de repetir y repetir aquello que le guste. Jamás la verás doblegarse ante nadie, aunque haya sido artifice de la mayor gilipollez vista y oída en este mundo, no se sentirá avergonzada. ¿Vergüenza, qué es eso?. Y, jamás, prevalecerán tus actos o tus palabras por encima de los de ella. Jamás.
Sonja ha sido y será siempre una chica de naturaleza espontánea. No entiende de formalismos. No entiende de respetos. La educación es algo de lo que Sonja carece. Incita deseo, interés y, a la vez, irritación. Mucha. Durante los diez primeros minutos sus conversaciones están basadas en monosílabos y gestos, realmente para descartar a aquellos que no les interese su compañía. En esos cientos y cientos de segundos, podrás haberte fijado en multitud de cosas de ella: sus ojos, sus gestos, su expresión cuando la miras... y como ella te mira, como intenta sonsacar la mayor información posible, como si quisiese atraversarte con una sola mirada, y tras esto, comienza su frustración al no conseguir nada. Nada. Los que aguardan y se quedan, los que verdaderamente tienen el coraje de hacerlo, son espectadores de una sarta de preguntas retóricas que están basadas en burlas y vacilaciones para, finalmente, desaparecer porque se ha acordado de que tenía que hacer cosas. Es escurridiza como la que más. ¿Sonja dejarse convencer? Nunca. Su sentido del humor tan sólo divertirá a aquel que no esté atacado o enfadado, puesto que su burla se basa únicamente en hincar más el dedo en la yaga, en sacar aún más de sus casillas al que esté ya fuera de ellas.
Es sumamente teatrera. Sabe atraparte para, después, dejarte caer. Es capaz de imitar a una mujer cariñosa, mimosa y agradable, con el único fin de beneficiarse de algo o de alguien. ¿Mamá siempre te dijo que no hablases con extraños? Métetelo bien en tu cabeza, porque el problema no es el extraño, si no lo que hay escondido detrás de él.
Se dice de ella que los pocos amigos que posee, más que por sus habilidades sociales, son fruto de meras casualidades de la vida. Sin embargo, esto no es así. Selecciona a aquellos que son merecedores de su amistad, e incluso remodela a algunos para que sean dignos de ella. No es que les profese un especial cariño a todos, pero son los únicos que gozan los pocos momentos de lucidez que tiene la morena. Opta por no forjar lazos fuertes, estrechas relaciones que luego puedan dejarle un pequeño rasguño en su corazón. Rasguño, sí. Porque ella es de las que piensa que una vez el corazón está roto, lo único que se puede hacer con él es rasgarlo, pero no volverlo a romper.
¿La cruda realidad? Sonja se desprecia. De hecho, siempre lo hizo, aunque le gusta pensar que hubo un tiempo en que no. Cuando era la hija adorable y gentil del reberendo del pueblo. Cuando sus modales exquisitos, sus buenas formas y su empatía no la envolvían en un halo de duras críticas, a las cuales siempre ha respondido, desbordándole en algunas ocasiones la agresividad y el desasosiego, haciendo que al actuar por propio instinto, sus acciones rebotaran y repercutieran únicamente en ella, en nadie más.
"─ ¿Que si me duele? Un poco; te confieso que me heriste a traición; mas por fortuna, tras el rapto de la ira, vino una dulce resignación...
En la herida que me hiciste pon el dedo.
¿Que si me duele? Sí, un poco, mas no mata el dolor... No tengas miedo."
DATOS HISTÓRICOS #
En la herida que me hiciste pon el dedo.
¿Que si me duele? Sí, un poco, mas no mata el dolor... No tengas miedo."
DATOS HISTÓRICOS #
Historia:
Como situación, la vieja Francia del siglo XX. 27 de Octubre, año 1926.
Sonja, la pequeña y gracil Sonja. ¿Su vida?, un misterio para muchos. Así es como verdaderamente comienza la vida de esta señorita engrendrada en pleno siglo XX y que aún pasea sus lacios cabellos en el actual. Se crió en una familia modesta sin ningún tipo de problema económico de por medio. Tuvo una infancia relativamente normal, creció bajo el influjo de un padre algo estricto y una madre que lo único que quería y procuraba era la eterna felicidad de su hijo y ausente de hermanos o hermana, ni tan siquiera familiares cercanos en los que apoyarse. Únicamente, en su pequeño y reducido mundo, se encontraban sus padres y ella. Contando con una asistencia perfecta a clases en una escuela pública en la pequeña ciudad en la que vivían, Sonja tuvo siempre al alcance de su mano lo que pocos niños por aquel entonces podían tener: una educación firme y fiel. Sin embargo, no asistió a la Universidad como sus padres hubiesen deseado.
Ahí, podríamos decir, que comienza la fatídica historia de aquella niña compleja. Cuando ella tan sólo tenía dieciséis años, su madre falleció debido a una afección del corazón, dejándolos a él y a su padre sumidos en la más asbsoluta soledad. Solos, y sin el firme sustento de otro sueldo más, Sonja tuvo que, junto con su padre, tomar las riendas del hogar, teniendo que incluso ponerse a trabajar a varios kilómetros de su ciudad. El sistema de transportes era muy deficiente y, por largos periodos de tiempo, debía vivir lejos de su casa y de su padre. Y, estando allí, en aquel pueblo costero, se enteró del asesinato de su segundo y último progenitor. El mundo, en aquel momento, se derrumbó ante él y lo aplastó por completo. Sola y desamparada, deambuló de un trabajo malo a otro peor, de una pequeña habitación de motel con humedades a otra que prácticamente se caía a pedazos. Los años pasaron y cada uno se iba llevando parte de las pocas monedas que conseguía conservar en el bolsillo. Una infancia tranquila seguida de una juventud difícil.
Ahora se ha acomodado completamente a su nueva vida, goza de una experiencia en su trabajo y de una salud formidable.
Como situación, la vieja Francia del siglo XX. 27 de Octubre, año 1926.
Sonja, la pequeña y gracil Sonja. ¿Su vida?, un misterio para muchos. Así es como verdaderamente comienza la vida de esta señorita engrendrada en pleno siglo XX y que aún pasea sus lacios cabellos en el actual. Se crió en una familia modesta sin ningún tipo de problema económico de por medio. Tuvo una infancia relativamente normal, creció bajo el influjo de un padre algo estricto y una madre que lo único que quería y procuraba era la eterna felicidad de su hijo y ausente de hermanos o hermana, ni tan siquiera familiares cercanos en los que apoyarse. Únicamente, en su pequeño y reducido mundo, se encontraban sus padres y ella. Contando con una asistencia perfecta a clases en una escuela pública en la pequeña ciudad en la que vivían, Sonja tuvo siempre al alcance de su mano lo que pocos niños por aquel entonces podían tener: una educación firme y fiel. Sin embargo, no asistió a la Universidad como sus padres hubiesen deseado.
Ahí, podríamos decir, que comienza la fatídica historia de aquella niña compleja. Cuando ella tan sólo tenía dieciséis años, su madre falleció debido a una afección del corazón, dejándolos a él y a su padre sumidos en la más asbsoluta soledad. Solos, y sin el firme sustento de otro sueldo más, Sonja tuvo que, junto con su padre, tomar las riendas del hogar, teniendo que incluso ponerse a trabajar a varios kilómetros de su ciudad. El sistema de transportes era muy deficiente y, por largos periodos de tiempo, debía vivir lejos de su casa y de su padre. Y, estando allí, en aquel pueblo costero, se enteró del asesinato de su segundo y último progenitor. El mundo, en aquel momento, se derrumbó ante él y lo aplastó por completo. Sola y desamparada, deambuló de un trabajo malo a otro peor, de una pequeña habitación de motel con humedades a otra que prácticamente se caía a pedazos. Los años pasaron y cada uno se iba llevando parte de las pocas monedas que conseguía conservar en el bolsillo. Una infancia tranquila seguida de una juventud difícil.
"Sentía frío, mucho frío. Y pánico. No podía ver el reflejo de mis ojos en ninguno de los charcos que se acumulaban a mi alrededor, pero estaba seguro que ellos lo reflejaban. Los rostros que ante mí comenzaban a amontonarse se iban diluyendo, como si salpicases con agua un cuadro recien pintado al oleo".
Las ganas de vivir se habían consumido por completo dentro de aquella joven, pero aún así seguía aferrándose a la vida como podía. La conversión fue algo traumática, la sed de aquel fluído rojizo y tenue era algo que ardía dentro de ella, pero tan sólo fueron las primeras semanas. Tiempo más tarde y conocedora de las nuevas circunstancias que ahora le rodeaban y a las que ahora pertenecía, emigró en busca de comenzar una vida mejor. Lo único de lo que en parte se arrepiente es de no haber podido salir sola de aquel hoyo que ella mismo y las tragedias habían cavado. Dereck, un vampiro, fue el encargado de convertirla y de ayudarla a comenzar esa nueva y próspera vida y al que, en definitiva, le debe algo. Ahora se ha acomodado completamente a su nueva vida, goza de una experiencia en su trabajo y de una salud formidable.
OTROS DATOS #
Enfemerdades: Antes de la conversión y cuando era pequeña, Sonja padecía de asma y problemas respiratorios, lo que le impedía en muchas ocasiones llevar una vida totalmente normal, ya que acarreaba el tener que estar súmamente controlado y, además, no excederse demasiado con respecto a la práctica de deportes.
Antecedentes: No tiene ningún antecedente, y ni siquiera un altercado que tuvo hace unos meses en un bar consta en su ficha.
Fobias, Gustos y Odios: Podría decirse que Sonja no le teme a nada, pero nos estaríamos engañando. Por supuesto, no vamos a venir ahora con el cuento de que teme a las agujas y se desmaya al ver sangre, no. Tiene fobia a los espacios cerrados y pequeños, y no ha conseguido superar ese miedo ni aún habiendo pasado más de cien años. En cierto modo le asusta el compromiso, aunque no sabe si debería considerarlo fobia si quiera, más bien a vista de otros inmadurez, una total ambigüedad por otra parte.
Sus gustos son variados, tanto como los de cualquier persona normal que no se centra únicamente en calentar uno de los sofás de su piso y quedarse mirando fíjamente a la caja tonta. Le gusta disfrutar de una lectura intensa del periódico vespertino mientras disfruta de una taza de café, aunque eso no es lo que le alimente. Adora la lectura y el deporte, aunque mucho más verlo que practicarlo por motivos de salud nombrados anteriormente.
Otros: Antiguamente era religiosa, católica practicante, pero en la actualidad se considera ateo completamente. No tiene animales, es más, los detesta tras su tranformación y no siente ninguna empatía hacia ellos.
Antecedentes: No tiene ningún antecedente, y ni siquiera un altercado que tuvo hace unos meses en un bar consta en su ficha.
Fobias, Gustos y Odios: Podría decirse que Sonja no le teme a nada, pero nos estaríamos engañando. Por supuesto, no vamos a venir ahora con el cuento de que teme a las agujas y se desmaya al ver sangre, no. Tiene fobia a los espacios cerrados y pequeños, y no ha conseguido superar ese miedo ni aún habiendo pasado más de cien años. En cierto modo le asusta el compromiso, aunque no sabe si debería considerarlo fobia si quiera, más bien a vista de otros inmadurez, una total ambigüedad por otra parte.
Sus gustos son variados, tanto como los de cualquier persona normal que no se centra únicamente en calentar uno de los sofás de su piso y quedarse mirando fíjamente a la caja tonta. Le gusta disfrutar de una lectura intensa del periódico vespertino mientras disfruta de una taza de café, aunque eso no es lo que le alimente. Adora la lectura y el deporte, aunque mucho más verlo que practicarlo por motivos de salud nombrados anteriormente.
Otros: Antiguamente era religiosa, católica practicante, pero en la actualidad se considera ateo completamente. No tiene animales, es más, los detesta tras su tranformación y no siente ninguna empatía hacia ellos.
Mar Ago 31, 2010 6:54 pm por Dereck Ivanov
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